Frente a la actualidad económica, nos vemos obligados a replantear todos nuestros procesos con el fin de ser más competitivos. Los sistemas térmicos por lo general están asociados al consumo de gas y/o electricidad; dos de los recursos más afectados por los incrementos de precios y por ende esto representa un impacto directo que se traslada a nuestros costos. En el pasado, con tarifas mas convenientes, no poníamos énfasis en optimizar el consumo de estos recursos y buscábamos mejorar nuestra productividad únicamente en aquellos procesos donde la mano de obra tenia un alto impacto en la conformación del precio final.
Un gran porcentaje del parque actual de artefactos, sobre los cuales se aplican los distintos sistemas de combustión, fueron desarrollados con quemadores que poseen un diseño que actualmente ha sido ampliamente superado por la constante evolución tecnológica ; y aunque éstos fueran eficientes, se observa en reiteradas oportunidades que no son los más adecuados para el proceso al cual han sido aplicados. Por otra parte, la evolución de las filosofías de control y de la instrumentación han permitido modificar el modo en que se aplica la energía, logrando optimizar el proceso final, como por ejemplo obtener convecciones forzadas en hornos donde la estratificación se encuentra desvirtuada o bien alcanzar homogeneidad en todo el volumen.
Es habitual, al realizar las auditorías de los procesos, detectar un ahorro potencial de un 10% a un 20% simplemente aplicando una pequeña modificación en la filosofía de control, o en algunos casos, cambiando los quemadores por otros acordes a los procesos bajo análisis.

Si cuantificamos este potencial ahorro en el trascurso de un año, es fácil comprender que toda inversión no solo puede ser rápidamente amortizada, sino también que nos hará más competitivos, permitiendo aumentar nuestra participación en el mercado, o bien alcanzar mayor precisión cumpliendo con los estándares más altos.
Por lo tanto, resulta imprescindible poder detectar las oportunidades de mejora en las distintas aplicaciones. Para esto las empresas contamos con el apoyo de distintos tecnólogos que pueden dar su aporte y ayudarnos a tomar conciencia de las distintas oportunidades que se encuentran al alcance de la mano y utilizar su experiencia, adquirida a través de las múltiples aplicaciones evaluadas a lo largo del tiempo, orientándose principalmente a los resultados.
Entonces, ¿qué significa eficiencia energética? No es ni más ni menos que un sistema de mejora continua, orientado a optimizar los procesos, con el objetivo de aumentar cada vez más su eficiencia, y por ende maximizar la competitividad a la hora de proveer nuestros productos o prestar nuestros servicios.
EQA SAIC pone hoy al servicio de la industria, toda su experiencia, avalada por más de cincuenta años de desafíos, compromiso y servicio con nuestra comunidad de usuarios. Nuestro departamento de ingeniería, integrado por un conjunto de tecnólogos y especialistas, se encuentra abocado a detectar oportunidades de optimización de la eficiencia energética, que permitan a las empresas mejorar sus procesos y volverse más competitivas.
Ezequiel N. Finocharo
EQA SAIC – Jefe de negocios especiales.
efinocharo@eqa.com.ar
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